Cayetana Tejedor / Pablo González
Buenas noches e-peregrinos.
Hemos podido empezar el día bien descansados después de la jornada larga de ayer, poniendo rumbo al encuentro con Kiko. Ya en carretera comenzamos rezando Laudes, donde una vez más se nos invitó a no tener miedo.
Cuando llegamos al parking de Lisboa nos encontramos con la sorpresa de que, gracias a Dios, nos encontrábamos a pocos minutos andando del lugar del encuentro, donde, además, nos esperaba un sitio estupendo frente al escenario. Nada más llegar, hemos tenido la oportunidad de bailar y cantar junto al resto de hermanos de otros países que se encontraban ya allí.
Una vez asentados, y bajo un calor llevadero gracias a la brisa oceánica, hemos comido los picnics, y aprendido que una actitud humilde, como la de Jesucristo, siempre «Ghana» frente a los arrebatos humanos. Antes de comenzar, unos pocos hermanos han sufrido un leve golpe de calor, alguno ya con antecedentes pascuales, pero nada que no se solucionase con un vaso medio lleno de agua por la cabeza.
Recibimos con mucha alegría la llegada de Kiko, Ascensión y Mario, y comenzamos con la invocación del Espíritu Santo. Los encuentros tanto el de ayer, como el de hoy, nos han hecho sentir como si no hubiésemos salido de casa, ¡todos hablaban en español! Incluso los que intentaban no hacerlo.
Durante la predicación se nos ha invitado a no separarnos de Dios, porque es el único que ama sin condición, el único que te garantiza que no estarás solo mientras le tengas a Él, pues la gracia del Señor se hace presente en nuestra debilidad. Se nos invitaba también a dejar nuestros proyectos, porque ¿de qué te sirve hacer tantos planes, si no te van a hacer feliz, si te pueden arruinar la vida? Por lo tanto, se nos recordaba de nuevo las palabras recientes de esta mañana y estos días atrás «NO TENGÁIS MIEDO», y fiarse del Señor, como reflejaba a su vez el evangelio de los panes y los peces.
Por último, se hizo una llamada vocacional a chicos y chicas. Nos ha impresionado ver a tantos jóvenes correr a esta llamada del Señor. Más de 2.000 chicos y unas 1.500 chicas… haciendo un cálculo aproximado a ojo de Kiko. Aunque nosotros sólo teníamos ojos para uno de nuestros hermanos de esta comunidad sobre ruedas que hemos formado durante la peregrinación.
Para acabar el día salimos para encontrarnos lo antes posible con Eduardo, pero el Señor tenía otros planes, y nos regaló poder bailar y disfrutar de nuevo con hermanos de Jordania, Salamanca y de algunos otros lugares, mientras esperábamos a que la policía nos dejase salir del parking.
Mañana comenzamos una nueva y emocionante etapa de nuestra peregrinación, las experiencias de los hermanos. Donde podremos empezar a ver los frutos que el Señor ha hecho germinar dentro de cada uno de nuestros corazones.
«Y recogieron doce cestos llenos»