Beatriz Gómez-Carpintero / Teresa Pascual

¡Buenas noches e-peregrinos!

Esta mañana hemos amanecido más temprano, dando lugar a muchas caras de sueño. Pero el Señor nos ha regalado un buffet aún mejor que el anterior. De ahí, hemos puesto rumbo a Belalcázar, un lugar oculto hasta en los mapas pero cuyos aromas son inolvidables, y donde nos han recibido, en el Convento de Santa Clara de la Columna, las Clarisas y parte del pueblo. Allí hemos rezado laudes y escuchado las experiencias de algunas hermanas y de peregrinos escogidos por el “algoritmo Luisje”, que nos han llenado de alegría. Tanto nos hemos alegrado, que tras el pequeño refrigerio (que algunos peregrinos han aprovechado para abastecerse de cara a la noche del Papa), hemos bailado y cantado, tanto con las Clarisas como con algunos del pueblo.

Continuamos nuestro viaje con Jaime al micrófono desempeñando la complicada misión de ser juez en el desempate del gran Furor. Llegamos a Mérida para comer, donde el Señor nos ha sorprendido con otro giro de los acontecimientos. Uno de nuestros compañeros ha tenido que quedarse en tierra, pero no te preocupes rezamos por ti y te tenemos presente.

Llegamos al hotel de Badajoz, en el que no tenemos piscina pero el Señor nos ha regalado grandes bañeras para refrescarnos. Rápidamente, fuimos al colegio María Auxiliadora (de los Salesianos) donde celebramos la eucaristía y los hermanos fueron generosos con los ecos. Con el espíritu evangelizador de la JMJ a flor de piel, bailamos y cantamos, al ritmo del Dayenú, e incluso algunos valientes se nos unieron.

Eso nos habría bastado pero como las vírgenes prudentes del evangelio, decidimos rellenar nuestras alcuzas de agua, y almendras en honor a Lidia, con el fin de durar hasta la llegada del Papa. Tras el desabastecimiento del Aldi por el paso de los peregrinos, cenamos en una pizzería, ensalada y carne ¡quien lo diría! El Señor siempre nos sorprende. Acabamos la cena, con las indicaciones de Luisje para los próximos días con el Papa. Donde la organización brilla por su ausencia, y ellos preocupados por sus peregrinos, nos recalcaron la importancia de permanecer juntos. Por ello, queremos destacar la célebre frase: “obedeced o morid” grabada en nuestros corazones.

Nos disponemos a descansar para afrontar con buen ánimo, toda adversidad que se nos presente. Nuestros corazones están dispuestos para lo que sea, pues como resume la frase del día:

“El Amor basta”

Diario del peregrino

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