Ana Muñoz / Daniel Fernández-Bravo
¡Queridos peregrinos que nos acompañáis desde España!
Hoy damos la bienvenida a siete peregrinos más de la parroquia que se unen a nosotros. Os escribimos ya desde Cracovia después de un día estupendo lleno de regalos del Señor.
Y el primero de ellos ha sido, nada más empezar el día, a los pies de la Virgen de Czestochowa, con un anticipo inesperado de lo que ocurrirá este sábado: El Papa llegaba a Czestochowa! Hemos desayunado rápidamente un fabuloso desayuno y hemos salido a dar una vuelta y a ver a los numerosos peregrinos que desde la medianoche llegaban en grupos al santuario para rezar ante la Virgen y acompañar al Papa. Hemos podido ver al Papa desde las pantallas instaladas en el parque del santuario y contemplar como se descubría el icono de la Virgen María. Ha sido muy emocionante el silencio que se ha creado en este momento y ver en los polacos y el resto de peregrinos el amor a la Madre de Dios en esta Virgen de la Montaña Clara. Allí hemos pedido a la Virgen que interceda por nosotros y por los frutos de esta peregrinación y por todos los que estáis en Madrid!
Después de este regalazo, hemos continuado nuestro camino hacia Cracovia en el autobús, con unas laudes donde se nos invitaba a vivir este día con alegría, con paz y con amor al otro, porque el otro es Cristo.
Al mediodía, tras una rápida comida del picnic que nos ha preparado el hotel, bajo unos árboles y con los chubasqueros puestos, hemos llegado a otro de los momentos esperados por muchos de los peregrinos, la visita al antiguo campo de concentración y de exterminio de la Alemania nazi, Auschwitz-Birkenau.
A los ojos del mundo el símbolo del terror y del Holocausto y donde más de un millón de personas fueron asesinadas. Durante más de dos horas hemos caminado por este lugar e impresiona ver hasta donde puede llegar el mal. Se nos invitaba, antes de entrar, a ser conscientes desde la fe de lo que representa Auschwitz, hasta donde puede llegar el hombre si no está Dios presente, y de la gracia que supone para nosotros haber conocido el amor de Dios, que ilumina nuestra historia cada día y nos permite vencer la muerte, el egoísmo, a poder perdonar…
Realmente, durante la visita, el corazón, en silencio, sentía deseos de rezar uniéndonos al sufrimiento de tantos inocentes.
A media tarde hemos emprendido el viaje, con la lluvia como compañera de camino, hacia Cracovia escuchando la Carta de San Juan, que vamos leyendo estos días. Primero hemos parado para recoger las mochilas (que llevan todo lo que un peregrino necesita, chubasquero y las guías del encuentro) y después rumbo al hotel. En este trayecto hemos podido ya ver desde el bus el Campo de la Misericordia, donde tendremos el encuentro con el Papa el sábado y el domingo, y donde también el lunes tendremos el encuentro con Kiko. De momento no está muy anegado, pero ya podéis rezar para que deje de llover porque si no vamos a dormir en un barrizal!
Por último, llegada al hotel en el recinto de las minas de sal, que no sabemos si podremos visitar y cena para acabar este día donde la Virgen ha estado tan presente. Expectantes porque ya se acerca el día de encontrarnos con el Santo Padre, y esperando también tener un encuentro con el Señor.
Ningún pecado del hombre puede cancelar la misericordia de Dios.
Pablo Díaz-Cordovés