María López
Ammán
Queridos e-pereginos:
Hemos empezado el día con un extraordinario madrugón a las 04:45 para poder seguir con el itinerario marcado.
Nuestro primer destino ha sido el Estadio Internacional de Ammán para asistir a la eucaristía con el Santo Padre, Benedicto XVI, siendo este nuestro primer encuentro, ya que ayer no pudimos acudir a las Vísperas. Después de dos horas de espera cantando en árabe o haciendo buena convivencia con los hermanos jordanos empezamos la eucaristía. Tras unas palabras del maestro de ceremonias y la procesión sacerdotal, en la que se encontraba nuestro párroco Juan Antonio, comenzamos a las 09:45. El maestro de ceremonias ha hecho una pequeña introducción basada en la realidad de estos países, invitándonos a todos a rezar por las comunidades religiosas y por la educación, haciéndonos saber que no hay vocaciones sacerdotales y la situación con los países colindantes.
En la homilía, Benedicto XVI, ha hecho hincapié en que el evangelio del Buen Pastor revela la verdad de Tierra Santa, puesto que siempre hay ovejas que se extravían pero que Dios las conducirá por el buen camino. Exhortó a los hermanos jordanos a dar amor, a estar al servicio de la sociedad y a que tuvieran esperanza. En la celebración varios niños jordanos recibieron por primera vez el sacramento de la eucaristía. Por último, Benedicto XVI, ha bendecido la tierra por ser un sitio tan histórico, el país de Jordania, desde la conquista de la ciudad de Jericó.
Nuestro segundo destino de hoy ha sido la región de Betania y hemos emprendido el viaje tras la eucaristía, haciendo únicamente un pequeño parón para poder almorzar. El guía nos ha contado en el autobús, mientras llegábamos a nuestro destino, que era la depresión más profunda del mundo desde el rio Jordán hasta el Mar Rojo y que es una tierra ligada a la historia de salvación del pueblo de Israel. Nos ha recordado las palabra de Carmen: «Jesús entra en la profundidad de nuestra realidad». Hemos podido comprobar por nosotros mismos que era una tierra polvorienta y muy calurosa, pero descubiertas las maneras de sentirnos mejor nos hemos acomodado para volver a esperar al Papa y empezar las Vísperas.
Las Vísperas han comenzado con una palabra de ánimo para todos los que nos encontrábamos allí. El Papa ha hecho hincapié en la importancia de ese lugar, ya que fue donde se bautizó Jesús. Terminadas las Vísperas no se ha dispersado el ánimo con el que se nos invitaba a seguir a Cristo, y estando cansados, quemados y llenos de polvo nos hemos puesto a danzar y cantar a pesar de no llevar guitarras. El ánimo ha continuado en el autobús y no nos ha abandonado después de que nos han contado que mañana se avecina un día tan largo como el de hoy. Después de cenar y de una buena ducha nos esperaban de nuevo las camas. Puede que el día de mañana sea largo, puede que empecemos a notar el cansancio acumulado, pero como ha sido constatado hoy: DAYENÚ.