Ana Muñoz / Daniel Fernández-Bravo
¡Queridos peregrinos en la distancia!
Empieza la cuenta atrás para el final de la peregrinación Río 2013, pero el Señor todavía nos tiene preparados unos cuantos regalos en este nuevo día.
Comenzamos la mañana con el deseado desayuno-buffet, donde cogemos fuerzas para el resto de la jornada y algunos comen como si fuesen a ayunar los próximos cuarenta días…
Después, todos juntos, nos encaminamos hacia el paseo marítimo de Río a buscar un lugar para rezar laudes. El Señor nos concede un pequeño oasis de palmeras en la playa de Copacabana. Ahí, se nos invitaba a unirnos a toda la Iglesia para bendecir y dar gloria a Dios como el pueblo de la alabanza que somos, siendo piedras vivas y haciendo santo este día y este lugar por la presencia del Señor, en esta llamada a la santidad que Dios nos regala.
Tras concluir, algunos peregrinos cogen el metro para visitar la catedral de San Sebastián. Destacan sus grandes vidrieras con mucho colorido y su arquitectura moderna. Tras un pequeño paseo por el barrio de la Lapa, vieron la biblioteca nacional y el teatro de la ciudad de Río. Visitan también la iglesia de Nuestra Señora de Gloria, con un mirador desde el que se disfruta de una vista magnífica de Río. Tras un pequeño descanso y una comida típica de la ciudad visitan el estadio de Maracaná.
Mientras, otro grupo de peregrinos aprovechan para hacer algunas compras de recuerdos en las tiendas cercanas al hotel. Después, comemos en la playa de Copacabana, algunos en un chiringuito y otros comida, previamente comprada, en la arena de la playa.
Entonces empezó lo divertido: nos esperaban unas grandísimas olas en el mar que nos hicieron disfrutar de lo lindo, aunque algunos salieron ligeramente magullados (nada serio). Tras casi dos horas en el agua, nuestra técnica saltando olas mejoró mucho pero nos ha dejado agotados…
Volvemos al hotel para darnos una ducha y quitarnos la arena y la sal. Después nos dirigimos a uno de los salones del hotel para cerrar la peregrinación dando gloria a Dios con nuestras experiencias. No había comunidades, era un sólo cuerpo, una Iglesia, un sólo espíritu contando las maravillas que el Señor ha hecho con nosotros en esta peregrinación y las gracias que hemos recibido y que si Dios quiere compartiremos con vosotros en Madrid el próximo jueves.
Como fin de este día un buffet-cena en el hotel y unas caipiriñas en la piscina/azotea.
Contentos con todo lo que el Señor ha hecho hasta ahora con nosotros y seguirá haciendo nos vamos a descansar.
¡Nos vemos pronto!
“Proclama mi alma la grandeza del Señor porque ha mirado la humillación de su esclava”
Adrián Jerónimo
“Reuniré a todas las naciones, a todos los pueblos, para anunciar a Jesucristo”
Antonio García
“El Señor todo lo hace bien”
Ana Mª Velasco
“El Señor siempre nos da otra oportunidad”
Bernardino Moyano