Judit Martínez / Rodrigo González
Miranda de Ebro – Miranda de Ebro
¡Buenas noches ePeregrinos!
Hoy nos han dejado dormir tras varios días durmiendo poco, pudiendo dormir hasta las 6 de la mañana. Algunos desayunados y otros sin desayunar comenzamos la etapa.
De camino a nuestro primer destino, fuimos rezando Laudes en el autobús, y tras una breve explicación de Fely-Elvy, llegamos a Loyola.
Allí visitamos la casa de Íñigo de Loyola, donde con una audio guía se nos enseñó la vida de Ignacio y su conversión. Para culminar la visita, hicimos una eucaristía en la capilla donde san Ignacio tuvo su conversión. Además, pudimos entrar al santuario de Loyola y disfrutamos de un gran concierto.
Después de hacernos algunas fotos, comenzamos una procesión hacia la virgen de Olatz. Durante el camino subimos empinadas cuestas, y al igual que a Íñigo le costaba por su cojera llegar todos los días pero Dios le ayudaba, el Señor ha enviado ángeles a los más veteranos para que la pudiesen contemplar.
Cuando acabamos de rezar, fuimos a comer la comida que Iñaki había preparado con tanto cariño. Y de vuelta al autobús, algunos decidieron descansar y otros aprendieron de la maestra Raquel. Tras unas cuantas curvas y subir unos cuantos montes, llegamos a la iglesia donde estaba la virgen de Aránzazu. Una virgen antigua en una iglesia moderna. Allí rezamos las Vísperas, nos contaron la historia de esa virgen, y tuvimos tiempo para comprar algún recuerdo.
Terminada la etapa de hoy, nos dirigimos al hotel de ayer, donde íbamos a dormir una noche más. Pero todos sabíamos que aún quedaba algo más, y durante la cena comenzó un extraño nerviosismo por lo que venía después. Las experiencias.
Creemos que hoy todos nos parecemos a san José, que estamos esperando poder irnos a la cama a ver qué nos dice el Señor en sueños.
“Maestro, ¡qué bueno que es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Mc 9, 5)